Por Mario Marval
“No veo por qué el hombre no debe ser tan cruel como
la naturaleza” Adolf Hitler
Volcanes, asesinatos, tsunamis, guerras, terremotos y
genocidio. Son algunas de las terribles catástrofes naturales y causadas por el
hombre que han flagelado a la humanidad.
Por qué hay mal, cómo se origina y cuál es la razón de su
existencia, son interrogantes que siempre han atormentado al hombre. Desde
tiempos prehistóricos la justificación de la maldad está relacionada con la
voluntad de los dioses. Cada cultura ha asociado los cataclismos, enfermedades
y el sufrimiento como castigo de las deidades. Bien sea por acción de dioses
considerados buenos o por unas entidades malignas cuyo objetivo es causar daño:
demonios.
Dios: más allá del bien
La filosofía intenta buscar la última instancia que
origina el mal. El pensador griego Epicuro (s. III aC.) creó uno de las
paradojas más controversiales de la historia y que aún genera el debate
interminable entre teólogos, filósofos y ateos: comprender el mal bajo un Dios
que es omnisciente, omnipotente y omnibenevolente.
“O Dios quiere quitar el mal del mundo, pero no puede (no
sería omnipotente). O puede, pero no quiere (no sería omnibenevolente). O no
puede ni quiere (no sería Dios); O puede y no quiere (no sería un Dios bueno).
O quiere y puede”, (entonces ¿por qué no lo erradica?).
Santo Tomás de Aquino, San Agustín y otros teólogos
cristianos consideran que el mal es producto del alejamiento voluntario del
hombre de Dios. San Agustín considera una distinción entre dos formas de
maldad: el “mal moral”, el que hacen los humanos, por elección propia; y el
“mal natural”, desastres naturales y enfermedades.
Ponerología
Del griego poneros: mal, la Ponerología surge como una rama de la teología que estudia las razones de la maldad desde la perspectiva de la existencia de Dios.
Del griego poneros: mal, la Ponerología surge como una rama de la teología que estudia las razones de la maldad desde la perspectiva de la existencia de Dios.
Sin embargo, el mal afecta a toda persona con independencia
de su cultura, ideología política o credo. La Ponerología por lo tanto, ha
evolucionado como una ciencia con enfoque multidisciplinario que involucra la
medicina, biología y la psicología para estudiar los componentes causales y
procesos del génesis del mal como un fenómeno humano en sí mismo y no como algo
exclusivamente religioso.
Su aproximación científica se evidencia al finalizar la
Segunda Guerra Mundial. Un grupo de investigadores de Europa del Este, bajo el
dominio de la Unión Soviética, estudiaron clandestinamente las razones que
generaban el totalitarismo.
Los hallazgos del estudio fueron destruidos ante la
persecución soviética, varios de los científicos sufrieron tortura y la muerte.
Sin embargo, el psicólogo polaco Andrzej Lobaczewski, logró memorizar parte de
los resultados y conclusiones.
El génesis del mal
La Ponerología considera que la maldad es similar en
naturaleza a la enfermedad. Sus raíces revelan factores patológicos, especialmente
psicopatológicos.
Lobaczewski afirma que un número reducido de la población es
incapaz de experimentar el rango normal de las emociones humanas, sin embargo,
fingen mediante comportamientos y expresiones dichas emociones. La Psicopatía,
hereditaria o adquirida y la ignorancia de su existencia, es la causa primaria
de la maldad.
Los psicópatas no sólo carecen de empatía por otros, a
menudo causan dolor deliberadamente. Ejercen un número de efectos sobre las
personas normales: fascinación, traumas, trastorno patológico de personalidad, o emociones de
venganza (un resultado de ver el mal como una simple “opción”).
La causa primordial de la Ponerogénisis está en la
interacción de dos factores humanos: Ignorancia de la gente normal sobre la
condición mental de los psicópatas. Y la acción desapercibida de los individuos
psicológicamente desviados.
Mientras más grande es la influencia del psicópata, mayor es
el daño. Cualquier grupo social puede ser infectado o “ponerizado” por su
influencia. La gente normal comienza a perder el pensamiento crítico y adopta
la ideología fomentada por los desviados.
Comienza un proceso de enfermedad macrosocial o histeria
social que infecta familias, clubes, iglesias, negocios, corporaciones y
naciones enteras.
La forma más extrema del mal macrosocial es la “Patocracia”
Este período de crisis está asociado con el agotamiento de los valores ideales,
morales y religiosos. Un grupo reducido de psicópatas toma el control y domina
al resto de los normales. Es a menudo seguida por un período de guerra,
revolución, genocidio y la caída del sistema sociopolítico.
La Ponerología permite identificar esas conductas desviadas
e incita el pensamiento crítico frente a la propaganda y acciones de los
psicópatas. El fin último es “inmunizar” a los normales de la infección de la
maldad.
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